miércoles, 19 de diciembre de 2012

Volar

Los astros siempre han sido objeto de observación y estudio para el hombre. Mayas, aztecas, chinos, hindúes, sumerios, griegos y árabes registraron a lo largo de la historia diversos eventos celestes, como eclipses solares y lunares, y efectuaron medidas de los astros y de sus órbitas principalmente con el objetivo de mantener calendarios precisos.
Estas primeras observaciones astronómicas se hacían totalmente a simple vista y, por lo tanto, eran limitadas. La invención del telescopio dio un gran impulso a la observación del cielo.
En 1608 se fabrican lentes para telescopios. En 1609, el astrónomo italiano Galileo Galilei fabricó el primer telescopio registrado por la historia y por sus observaciones propuso el sistema heliocéntrico.
Las observaciones de Galileo incluyeron el descubrimiento de las manchas solares, del relieve lunar y de los satélites de Júpiter, entre otros importantes descubrimientos.
La tecnología necesaria para la exploración espacial estuvo disponible con la construcción de los primeros cohetes. Permiten poner en órbita satélites artificiales para estudio tanto de la Tierra como del espacio exterior. También permiten el envío de astronautas al espacio exterior.
Desde que los antiguos chinos inventaron la pólvora, en el siglo IX, se hacen experimentos con cohetes.
Pero fueron Pedro Paulet (Perú- 1.897), Robert Hutchings Goddard (EE.UU.- 1.926), Konstantin Tsiolkovsky (Rusia – 1.902) y Hermann Oberth (Alemania – 1.923) los pioneros en la concepción de cohetes. Estos científicos hicieron que la ciencia astronáutica diese sus primeros pasos.
De forma independiente, en la Alemania nazi, los ingenieros alemanes desarrollaban un proyecto que resultaría en la bomba V-2 (técnicamente más bien descrita como misil).
El proyecto de los modernos cohetes le debe mucho a estos precursores.
El principio de funcionamiento del motor del cohete se basa en la 3ª ley de Newton, la ley de la Acción y Reacción, que dice que "a toda acción le corresponde una reacción, con la misma intensidad, misma dirección y sentido contrarios". Así, el cohete se desplazará hacia arriba como reacción a la presión ejercida por los gases en combustión en la cámara de combustión del motor. Por eso este tipo de motor se llama de propulsión a reacción.
En la década de 1.930 el entusiasmo con los cohetes era muy grande tanto en los EE.UU. como en Alemania y en la URSS.
"El hombre volará los espacios siderales, vencerá el sonido, conocerá los astros y sabrá que el mundo es inferior planeta y de castigo." (1.937)
Sin duda esta no es una profecía ya que lo que hemos encontrado hasta ahora es que no hay un planeta más espléndido que el nuestro.

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