lunes, 17 de diciembre de 2012

La señorita Vivian Venus


 
"La monstruosidad fea y deformada de los "extraterráqueos", es fantasía humana. ¡No existe!" (1972)
 
La emoción era casi palpable. Corría la década de los años 60 y todo parecía posible, desde la inminente llegada del hombre a la Luna, la igualdad entre razas, y el auge de una nueva generación con valores radicalmente contrarios a los de sus padres. Así que la multitud que abarrotaba el salón de un prestigioso hotel neoyorquino no dudaba de que una mujer del planeta Venus estaba a punto de anunciar la "buena nueva" de sus congéneres a nuestro planeta.

Se llamaba Vi Venus y era preciosa. Diminuta y de muy buen vestir, se había presentado en los estudios de la cadena NBC en el mes de junio de 1.967 para entablar una conversación con el locutor Long John Nebel, cuyo programa radial convocaba la flor y nata de la ufología estadounidense.

Bueno... en realidad se llamaba Vivian, Vivian Venus... y aunque provenía de un pueblo pequeño de Nueva Inglaterra, afirmaba haber nacido en Venus 28 años antes y de llevar una estadía de sólo 6 meses en nuestro planeta, y su misión era bastante directa: la de llevar su mensaje a cada hombre, mujer y niño de nuestro mundo.
El locutor Long J. Nebel la contrató para su programa.

A través de esa emisora Vi Venus dijo que todos los seres humanos tienen su doble en Venus, y que en dicho planeta imperan la paz, la armonía y la buena salud. Los venusinos son sumamente longevos, llegando a vivir cientos o miles de años. En Venus había de todo: perros, gatos, televisores y coches, al igual que en la Tierra. La diferencia es que bastaba con hacer uso de poderes mentales para conseguirlo todo; en otras palabras, no había que trabajar en Venus.
Después de esta descripción del paraíso espacial, Nebel comenzó a hacer preguntas a la presunta extraterrestre sobre cómo llegó a nuestro medio. Vi Venus contestó que los venusinos sólo pueden visitar la Tierra si su contrapartida terrícola ha muerto, y Vi Venus aprovechó el suicidio de su doble humano para asumir su cuerpo terrestre.
El número de espectadores fue en aumento: Nebel pudo distinguir entre ellos a varios comentaristas y locutores de renombre de la NBC que se interesaron en la atractiva venusina y sus declaraciones. Art Ford y los miembros del panel de ufólogos la bombardearon de preguntas, y la venusina salió airosa. Sin embargo, el supuesto mensaje quedó sin articularse. Los humanos aún no estaban listos para recibir su mensaje, y sería necesario aguardar varios meses más.
En los días siguientes, Long John Nebel recibió más de diez mil cartas, tarjetas y telegramas de los oyentes de su programa: algunos querían unos momentos a solas con la venusina, mientras que otros querían extraerle el secreto de la vida eterna. Otros deseaban comunicarse con los "dobles" de seres queridos muertos en la Tierra que aún seguían vivos en Venus.
Fue entonces que Jim Moseley, el conocido empresario OVNI y editor del boletín Saucer News, sugirió que no sería mala idea que Vi Venus acudiese al gran congreso OVNI de Nueva York a celebrarse en fechas próximas. Nebel repuso que no tenía manera de comunicarse con la señorita Venus y, para su sorpresa, recibió una llamada esa misma noche de parte de su entrevistada, manifestando su agrado por la invitación extendida.
Y fue así como 3.000 personas se dieron cita en el salón de bailes del Hotel Commodore en Nueva York para conocer a la enviada del planeta Venus. Tras de una breve presentación por parte de Nebel, los asistentes al congreso OVNI de Jim Moseley escucharon con detenimiento las palabras de Vi Venus, totalmente cautivados por esta personaje mesiánico que les prometía el paraíso a menos de 200 millones de millas de la Tierra.
Pero no fue sino hasta que Vi Venus declaró: "Damas y caballeros, efectivamente, ¡existe un Dios!" que los miles le dieron una ovación ensordecedora que duró muchos minutos. Todas las promesas de los hippies sobre la era de Acuario, la Nueva Era, y la época de grandes cambios que experimentaba Estados Unidos se habían concretado en ese momento, en la persona de la encantadora venusina. Sin embargo, jamás se volvió a saber de Vi Venus, y no se la puede calificar de "fraude" ya que nunca cobró un centavo por esto.


 

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