lunes, 17 de diciembre de 2012

Una alta civilizacion terrestre perdida, en Plutón

Ha sido estimado que desde hace 3.500 millones de años hubo por lo menos cinco enormes catástrofes, las cuales causaron la extinción de más del 50 % de las especies del planeta. La afirmación del Diluvio de los antiguos son corroborados por los últimos descubrimientos arqueológicos y geológicos. Asombrosas ruinas submarinas de miles de años muestran que ya es tiempo de re-escribir la historia del hombre. Estas ruinas debajo del agua no pueden ser explicadas. Entonces aparecieron las versiones de Lemuria y de la Atlántida.
Se dice que Yahweh y su flota espacial eran un grupo de hombres espaciales altamente avanzados. Su conocimiento era, sin lugar a dudas, más allá de nuestra comprensión. Ellos eran tecnológicamente superiores comparados con nuestra moderna civilización.

                                    

"La civilización terrena posee una civilización extraviada. Ella fue superior a las que le siguieron. El hombre de aquel entonces fue "adaptable" al gran calor terráqueo, como al gran frío de origen. El fue electromagnético, supo regirse por las altas matemáticas y ciencias astrales. Aún este hombre magnético mora el helado Plutón, pues como se dijo, él es adaptable." (1960)

En Astrología, Plutón es el planeta del Sistema Solar que ejerce la influencia más trascendental. Este pequeño cuerpo denso, hundido allá en el espacio, opera los efectos más drásticos sobre nuestra vida en la Tierra. Plutón es el guía, pionero intrépido, reformador, purificador, el que trae la iluminación. Dondequiera su rayo penetre, percibimos trastorno y desconcierto, pues este planeta -cuyo toque de atención es tan poderoso-, no otorga el conocimiento sin antes probarnos hasta nuestro límite absoluto. Plutón representa el crecimiento en su faz más dramática.

La influencia de Plutón no puede ser manejada ni gobernada; Plutón nunca afloja. Aún cuando pueda obrar en forma magistralmente sutil, actúa como un poderosos martillo, serpenteando dentro nuestro mediante golpes de destino desde el pasado remoto que apenas recordamos, llevando a la ruina nuestras vidas de una sola barrida, sin dejarnos justificación alguna como consuelo. Nos sacude de lo antiguo y estático para producir la transición -generalmente dolorosa- hacia algo nuevo y mejor. Su poder y magnetismo son irresistibles. Si no marchamos con él somos condenados a que su resurgir nos destroce, pues Plutón no permite la componenda, el término medio.
Los dos símbolos de Plutón han sido ampliamente documentados y, en verdad, le corresponden. La serpiente simboliza el punto más bajo al que el hombre puede descender. Su anverso, el ave fénix, es el emblema del conocimiento, del hombre que se trasciende a sí mismo; representa esperanza, rehabilitación, renovación. Plutón rige las masas, las tendencias masivas, la mente subconsciente y todas las actividades subterráneas. Siempre opera desde el interior hacia afuera; su manifestación externa sólo aparece periódicamente, cuando en forma completamente original, produce cambios rápidos pero drásticos, cambios arrolladores que reorientan el curso de la historia. Pero la acción dinámica que produce estos cambios no es del orden de la compulsión de Urano ni la fantasía de Neptuno. Plutón es la visión total y completa, llegando directamente desde lo inconsciente, desde el pasado kármico. La conexión de Plutón con el karma no será nunca bien enfatizada, pues su influencia, invariablemente, crea condiciones que fuerzan al nativo a pagar deudas.

Lynn Dalton. Astrología.

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